Coincidiendo más o menos con el principio de la primavera, llega la Semana Santa, una de las celebraciones más arraigadas, tradicionales, auténticas y emotivas de la cultura española. Se trata de de una conmemoración religiosa con siglos de historia y tradición en la que se recuerda y representa la pasión y muerte de Jesucristo en las calles de todas las ciudades y pueblos del país. Aunque a la vista de un extranjero pueda resultar una celebración un tanto extravagante, lo cierto es que es una tradición muy arraigada y deja en todo visitante una sensación imborrable y la sensación de haber presenciado algo realmente especial. 

 

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En cada zona de España se celebra la Semana Santa de una manera diferente pero hay una serie de elementos comunes que se repiten. En cada iglesia de una ciudad o pueblo, suele haber una hermandad o cofradía que sale cada día en procesión, normalmente con dos pasos con las imágenes religiosas, una de Cristo y otra de la Virgen María. Estos pasos van sobre los hombros de varias personas denominadas costaleros y acompañados de penitentes o nazarenos totalmente cubiertos. Aunque se parezcan un poco en su aspecto, es importante no confundir a los penitentes con miembros del Ku Kux Klan, que evidentemente tenían otras motivaciones menos piadosas.

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La Semana Santa en España es muy rica y variada: la Semana Santa Castellana se caracteriza por su sobriedad, recogimiento y el silencio que solo se interrumpe por trompetas y tambores. En Andalucía resulta más vistosa y las muestras del fervor religioso son más emotivas. Destacan los cantos o las saetas al paso de las imágenes religiosas. En otras zonas como Hellín (Albacete) y Cuenca, el ruido de miles de tambores tocados a la vez inunda el lugar durante horas. En todos los pueblos y ciudades de España se celebra algún tipo de acto relacionado con la Semana Santa y en todos ellos se vive de forma intensa y apasionante, tanto por fieles como por no creyentes.

Aunque no te interese el aspecto religioso, se trata de un espectáculo digno de admirar. Además de la riqueza visual de las procesiones, está el valor artístico, ya que algunas de las tallas son obras excepcionales del arte religioso español, muchas de ellas con más de cinco siglos de antigüedad. 

La Semana Santa se vive como una fiesta muy especial, que merece la pena ser vista y vivida en cualquiera de sus manifestaciones al menos una vez en la vida.

¡Os lo recomendamos totalmente!

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